Uniforme de representación,1.987
Gracias a algunos de
los complementos que lo integran, éste bien podría ser considerado como uno de
esos uniformes de carácter “transicional” habidos Ejército de Tierra en tiempos
relativamente modernos , es decir, el vestido “circunstancialmente” por el soldado durante un breve periodo de tiempo; aquél
comprendido durante el proceso –más o
menos largo- de cambio o adaptación a los tiempos actuales, de una antigua
disposición normativa sobre uniformidad,
eventualidad que le han convertido en un uniforme cuando menos curioso o poco
conocido, pero se ha de insistir en que debido a determinados detalles que
posteriormente desaparecerían del mismo.
Nuevamente, fue en el
año de 1.986 cuando por la Orden
Ministerial 38/86 de 28 de Abril, se adoptó el uniforme
presentado en la imagen, antiguamente denominado de servicio o paseo (“romano”,
bonito”, etc., etc. en la jerga popular) y en adelante, llamado de
representación, determinándose claramente en la orden que así lo reglamentaba,
el aspecto y características en concreto que debían de presentar a partir de la fecha, las diferentes boinas a
llevar –en su caso- con él en la cabeza (alzado al lado derecho de la cabeza,
emblema metálico completamente dorado y posicionado sobre una “galleta” rígida,
etc. ,etc.) sin embargo, el Cabo de la imagen, pese a lucir la característica
boina negra representativa de las unidades acorazadas ya con el preceptivo
alzado a la derecha (esta boina remplazó
a su predecesora, la denominada boina “Vickers”,de estilo británico y
alzado a la izquierda, única en su género hasta entonces en el Ejército de
Tierra español) las tradicionales lanzas identificativas del Arma de Caballería
son de material termoplástico y en color blanco ( durante la primera mitad de
los años ochenta, en muchos casos, el color plateado era sustituido por blanco,
dado que el primero no terminaba de adquirir –industrialmente- una tonalidad y
apariencia válidos) es decir, las que se
adoptaran a partir del año 1.982 para la sustituida boina Mod. “Vickers”, y
ello pudo ser debido, en cierto modo o gran medida (dado que tampoco existe en parte alguna, explicación, razonamiento
o justificación escrita al respecto) a
que las nuevas disposiciones implantadas en aquellos momentos (sobre todo la
que hacía expresa referencia al color dorado del metal de los emblemas)
contravenía el tradicionalmente característico color plateado de las lanzas del
Arma de Caballería, por ello y en tanto se
determinaba finalmente el color del emblema a llevar en la boina negra
privativa de las unidades pertenecientes al Arma de Caballería, más no
disponiéndose por aquellas mismas fechas, de otro modelo de lanzas en vigor, se
optó por continuar usando –cuando los emblemas metálicos ya se encontraban
ciertamente generalizados- provisionalmente (aunque no fue así en todas las
unidades) las referidas lanzas termoplásticas en color blanco situadas sobre un
pequeño parchecillo ovalado, el cual, finalmente, sería sustituido por unas
lanzas doradas (contra toda histórica
tradición establecida) sobre “galleta” rígida que son las actualmente vigentes.
De igual modo, el
Cabo presenta sobre las hombreras de la nueva guerrera, las divisas propias de
su empleo y graduación, en este caso, según entonces innovadoras disposiciones,
de tipo metálico….más prácticas y estéticas, aunque a no todo el personal del ejército le pareció
acertada esta variación (existen diversas explicaciones al respecto, vertidas
con más o menos criterio o fortuna: la más “generalizada” –o así entendida- es
la que sostiene que la modificación de divisas era para “modernizar” las
propias del Ejército de Tierra español, haciéndolas “equiparables” en estética
y funcionalidad a como las ostentan muchos ejércitos dentro de la OTAN/NATO) y que por tratarse de un
componente del Arma de Caballería, presenta en los galones los sutás o
separadores en el reconocible y propio
color azul purísima, detalle este
importante y significativo, ya que precisamente la nueva reglamentación del año
1.986 de la que nació este uniforme, terminaría –siempre buscando una supuesta
“equiparación”, en la que se intentaba ”armonizar” criterios mediante una unificación de aspectos varios-
convirtiéndolos en color negro, como cualquiera de los galones de Cabo y tipo genérico, con lo cual, el Arma de
Caballería perdería finalmente desde 1.986 un segundo elemento privativo de
tradicional identidad.
Muestra, por encima
de la tapa del bolsillo izquierdo (paradójicamente, hasta mediados de los años
ochenta, este tipo de emblemas nunca reglamentarios, pero sí consentidos, fueron
llevados al lado contrario, esto es, sobre el bolsillo derecho. La modificación
vendría dada por una variación que sobre este tipo de elementos, se introdujo
en el uniforme de instrucción y campaña) el último modelo de distintivo de
especialización –en adelante, caería en desuso hasta la completa desaparición
del mismo- que le acredita como destino táctico de servicio un Escuadrón de
Carros de Combate (pudiéndose así, fácilmente deducir que la unidad de destino
del mismo podrían ser los RCLAC,s “Santiago” nº1 , “Almansa” nº5 ó el RCAC
“Farnesio” nº12) de la Brigada de Caballería BRC “Jarama” I, cuyo escusón -en formato, hechura, aspecto, calidad y modelo es el fuera adoptado en 1.981-
aparece en la manga derecha de la guerrera.
Ha colaborado Don
Diego de Rojas y Pastrana y DONPACO
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